5 de mayo de 2014

Adios a una madre


Cuando hay que decir Adios de esta manera, el cuerpo no sabe cómo hacerlo. Nuestra mente quiere prepararse, pero nunca llega a hacerlo. Las lágrimas se resbalan en nuestra sonrisa torcida, duele la risa y hay un pozo profundo en la mirada que no tiene fondo.
A todos los que pierden a su madre se les rompe un trozo del corazón y nunca volverán a componerlo.
Alrededor sólo sabemos intentar acompañar el desconsuelo de forma torpe, aunque de corazón.
Con todo nuestro cariño

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